Entre polémicas y aspiraciones, Ruiz Uribe renuncia a la delegación federal
Expertos consideran que el escándalo de promoción electoral anticipada es la ruta que marcó su salida del poder federal en BC
TIJUANA.- Jesús Alejandro Ruiz Uribe, delegado de Bienestar de Baja California, anunció finalmente su salida del cargo ante medios de comunicación. Aunque el motivo podría ligado a nuevas aspiraciones políticas,el funcionario negó hacer declaraciones y señaló que se trata de un proceso de construcción.
El funcionario dijo que en el cargo federal se siente "como en una especie de camisa de fuerza" para opinar sobre los gobiernos locales, por lo que dejó el cargo, además señala que no es cercano a la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda, expresó que la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel es su jefa política y agradeció la oportunidad al ex gobernador Jaime Bonilla.
En un tono confrontativo, contestó preguntas sobre la Fundación Ruiz Uribe, deslindándose una vez más sobre ella y señalando que no tuvo intereses políticos en ningún momento.
Apuntó que en los gobiernos locales (no especificó si en la administración estatal o municipales) sobran panistas y faltan morenista, crítica que, dijo, mantendrá y desarrollará en los próximos días. Invitó a los medios de comunicación a un "pachangón" el próximo miércoles 17 de septiembre, dos días después de que concluya oficialmente su periodo como delegado.
En su intervención, aseguró que tomó la decisión de separarse del cargo para “libremente comenzar a trabajar en convocar y conformar la construcción de un grupo que debata los temas del estado y haga propuestas para construir el futuro”.
Prometió que se les verá “más activos que nunca” y que dejará claro que “sí se puede tener un gobierno de izquierda tanto en políticas públicas como en su forma de comunicarse, todo consultando a la gran sociedad”.
Al ser cuestionado sobre si no era muy temprano para mostrar sus intereses políticos, negó que se tratara de un proyecto personal o una candidatura directa, aunque reconoció que buscará impulsar “el mejor mandato a nivel estatal”. Además, sostuvo que no es “marinista”, sino “Claudista y Amlista a mucho orgullo”, y se deslindó tajante al decir: “Nada que ver con ella”.
Lo cierto es que su desempeño se ha visto cuestionado en múltiples ocasiones por acusaciones de mal, poco o nulo ejercicio de sus funciones y decisiones poco justificadas. Desde su llegada como delegado hace seis años, se ha caracterizado por ser un político gris, más enfocado en sus aspiraciones que en su labor, y sin lograr superar del 6 al 9% en las encuestas. A pesar de que su cargo implica un contacto directo con la población al encabezar los programas sociales más importantes del estado, ese trabajo no se refleja en el reconocimiento ciudadano.
Su renuncia ocurre apenas un mes después del escándalo por el uso de espectaculares de la fundación que lleva sus apellidos, dirigida por su hermana, lo que fue denunciado por Movimiento Ciudadano como un acto anticipado de campaña rumbo al 2027. Aunque él desestimó las críticas como “politiquería” y el Instituto Electoral de Baja California desechó la demanda, quedó al descubierto que los anuncios con su nombre representaban un gasto de al menos un millón 340 mil pesos mensuales.
A ello se suma un posible caso de tráfico de influencias y conflicto de interés, tras revelarse en una investigación del semanario ZETA titulada “La empresa favorita de Ruiz Uribe”, que al menos 17 contratos fueron adjudicados a la empresa GBS en Mexicali por un monto de 3 millones 738 mil 692 pesos. La supuesta compañía resultó ser solo un pequeño local con una lona, registrada a nombre de dos mujeres: una militante del PRI y otra empleada por honorarios en la delegación federal, en el área de Becas Benito Juárez. Ninguna reportaba ingresos relacionados con la empresa ante la Plataforma Nacional de Transparencia.
Sus choques con los medios de comunicación también han sido constantes. Incluso la presidenta Claudia Sheinbaum intervino al declarar en una mañanera: “Hay que respetar a los medios siempre”, después de que se acusara a Ruiz Uribe y a su asesor de comunicación, Ariel Lizárraga, de intimidar a periodistas que lo cuestionaban. Se le vinculó con la influencer Sol León, a quien presuntamente pagaba para promover su imagen, mientras se señalaba la presencia de Lizárraga en su equipo pese a antecedentes de corrupción de menores y enriquecimiento ilícito. Otro episodio polémico fue cuando calificó al exgobernador Jaime Bonilla como estafador, tramposo, extorsionador y mentiroso, para luego felicitarlo en medio de rumores de una posible alianza con el PT.
Las aspiraciones de Ruiz Uribe no son nuevas, pero ahora enfrenta un panorama más complicado. Su principal respaldo político provenía de la actual secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, figura cercana al círculo presidencial y considerada una de las cartas fuertes para competir por la gubernatura de Chihuahua en 2027. Aunque Montiel no ha oficializado su candidatura, su equipo ya la perfila para la contienda en ese estado clave, gobernado actualmente por el PAN. De concretarse su postulación, Montiel enfocaría todos sus recursos en Chihuahua, lo que dejaría a Ruiz Uribe sin bases sólidas ni estructura política para sostener su propio proyecto en Baja California.