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Fisuras y oportunidades: El Verde en el laberinto morenista

Columna por Luis Sandín

La reciente nominación de Jorge Ramos como coordinador estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en Baja California no puede pasar desapercibida. Más que una simple designación, representa un movimiento estratégico que exhibe con claridad las complejas dinámicas de poder en el ámbito local y, sobre todo, las fracturas que actualmente afectan a Morena.

Al elegir a un actor político con el historial y perfil de Ramos, el PVEM trasciende la lógica electoral convencional. Esta decisión debe interpretarse como una jugada meticulosa para aprovechar las grietas en la estructura del partido en el gobierno.

La fragmentación interna de Morena, derivada de las disputas por el control partidista y la asignación de candidaturas, ha sembrado un clima de incertidumbre y descontento entre militantes. Es precisamente en ese vacío donde el Partido Verde encuentra una oportunidad para posicionarse, ofreciendo una alternativa a quienes han perdido confianza en el partido oficialista.

Surge, sin embargo, una pregunta inevitable: ¿por qué depositar esa responsabilidad en Jorge Ramos? Su gestión pasada en Tijuana no goza de un recuerdo mayoritariamente positivo. ¿Es este nombramiento un signo de debilidad ante la falta de perfiles más sólidos, o responde a una evaluación más sofisticada de sus méritos y potencialidades, que la opinión pública ha pasado por alto?

Más allá de la polémica, la designación de Ramos plantea un reto para el electorado y los analistas: discernir si puede encarnar una verdadera reconexión política o si su nombramiento es únicamente un recurso táctico para capitalizar la división de Morena.

Así, la coordinación del PVEM en Baja California se convierte en un punto de inflexión que no solo reta el predominio de Morena, sino que también envía un mensaje a su aliado nacional, al mostrar capacidad de actuar con relativa autonomía y de explotar sus vulnerabilidades.

Las consecuencias podrían ser de gran alcance. Un avance significativo del Verde reconfiguraría el mapa político regional, abriendo la puerta a nuevas alianzas y a una renegociación de equilibrios. La posible migración de votantes hacia el PVEM pondría en jaque la estabilidad de Morena en el estado, con un efecto espejo en otras entidades donde enfrenta tensiones similares.

No obstante, la experiencia demuestra que un liderazgo local con visión, capaz de integrar a las diversas corrientes internas, podría revertir un escenario adverso y recuperar la confianza ciudadana, fortaleciendo la presencia morenista frente a presiones externas.

En síntesis, la nominación de Jorge Ramos es más que una jugada electoral: refleja la compleja realidad política de Baja California. Resta por ver si este movimiento deriva en una reconfiguración real del poder local o si termina siendo solo un episodio más en la dinámica natural de las contiendas partidistas.